¿Prohibición: respeto o Intolerancia?
Confieso que soy adicta a la nicotina.
Confieso que mantengo una relación con un mortífero humo.
Confieso que disfruto cada cigarrillo que me seduce en esa danza de dopaminas ficticias
Confieso que por lo menos hoy, no quiero renunciar a él.
Hace un poco menos de un año intenté divorciarme de mi amante más constante.
Simplemente no pude abandonarlo...
Es un ir y venir en este romance... Me alejo, regresa... Me escondo, me encuentra... Y así nos hemos mantenido desde el inicio de nuestra relación.
He tenido periodos en los que he bajado mi dosis diaria, en otras temporadas mantenemos un noviazgo de intensas bocanadas. Cajetilla tras cajetilla, ha formado parte de momentos, historias, borracheras, seducciones, corajes, experiencias, estrés, noches intensas, días tranquilos.
A veces no negaré se ha convertido en un conflicto cuando el antojo es grande y las circunstancias las menos favorables. Y es que he tratado de ser tolerante con aquellos quienes no comparten este hábito tan caprichoso. He respetado espacios. Comprendido razones. Hasta soportado la típica cantaleta "ashhh ya vas a fumar otra vez... ashhh ya debería dejar de fumar, eso te hace daño..." Creo que la mayoría de los que tenemos adicción a la nicotina, sabemos que el cigarro no es el elemento más sano que introducimos a nuestros organismos, y creo que en igual magnitud, hemos intentado por lo menos una vez, de alejarnos de él.
Sí ya sé en este momento alguien estará pensando "es que para qué empezaste a fumar en un principio" y creo que eso será en su momento motivo de otro post, así que proseguiré con el tema que me compete en este instante de una cálida noche primaveral.
Ya he experimentado en últimos días la evolución de una ley que entiendo sea para beneficio de quienes no se han involucrado en los placeres prohibidos de la nicotina y el alquitrán, sin embargo, también he visto que esto no es una solución real para el problema de una adicción que no va a detener el daño de muchos años de insertar en nuestras mentes a este amante de intoxicante cariño.
Y conste que lo dice alguien que ya intentó parches, chicles, dejarlo de golpe, dejarlo en fases, entender la psicología del cigarro en su vida... No por algo, alguien comentaba hace un par de semanas que el cigarro es más adictivo que la heroína... o que es más fácil dejar el alcohol que el cigarro...
Opinaré, a riesgo de que más de dos me digan, ya sea en este blog, en mi correo o en persona, que soy una maldita irresponsable o que mis argumentos son bastante burdos.
Entiendo que hay que respetar a los demás. Entiendo que hay que pensar en la salud de los demás. Y más aún entiendo que ante todo hay que iniciar los cambios por algún lado. Pero yo creo que todo se hizo de una manera precipitada y poco reflexiva.
El cambio debió iniciar desde la raiz misma. Desde el severo problema de consumo de cigarros que existe entre los mexicanos. Lo dice alguien que empezó joven y que no se arrepiente, pero que sabe que hoy ese inicio tendrá un desenlace mucho más complejo. Lo que me preocupa es no tener un espacio autentico para desahogar mis ansias. Y que esto se convierta en una cacería de brujas. ¿No mejor deberíamos usar esos recursos en mejor la seguridad en la capital, digo, porque en menos de 2 meses ya conocí 9 personas que fueron asaltadas en su vehiculos? ¿o en mejorar legislaciones para combatir la violencia contra mujeres y niños? ¿o en combatir las adicciones en niños y jovenes? Si lo sé, nuevamente soy una idealista, que en esta ocasión esta molesta por tener que renunciar a la compañía de un cigarro mientras toma un café en un Vips o de ese tabaquito acompañado de un cerveza a ritmo del acelerante ritmo de la música de un bar o antro. Está bien, que sea lo mejor, pero este no es el camino a la desintoxicación, es más bien un sendero de segregación. De menosprecio. Han convertido a los fumadores en marginales, en criminales y seres despreciables.
No creo esa haya sido la mejor solución para un problema que va más allá de fumar en espacios cerrados. Mañana escucharé comentarios, veré reacciones y me sentaré a reflexionar. Lo que de antemano puedo afirmar es, que lo primero que haré mañana será encender un cigarro en homenaje a este post. No lo hago ahorita, porque con legislación o sin ella, me gusta respetar el hogar que comparto con no fumadores, y para eso no tuvieron que imponerme nada ni castigarme. Es un mero acto de respeto y educación. Eso, que les faltó agregarle al último párrafo de su decreto, señores legisladores.
2 comentarios:
La intolerancia legislada! está terrible, solo puedo sugerirte, que NO dejes de fumar...
los exfumadores son INSOPORTABLES en su gran mayoría!
jejejeje
Jajajaja... si, mi acostumbrada neurosis se acrecentó cuando dejé el cigarro, así que para tranquilidad de la sociedad, mejor continúo siendo una fumadora!!!
Besos
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