Cuando tu destino se desliza en mis manos... GRACIAS
Gracias por estos 11 meses de energía inquebrantable, ternura incondicional y sinceridad absoluta.
Gracias por esos desvelos a las tres de la mañana en los que los juegos eran tu principal afición.
Gracias por robarme una sonrisa con un par de ojitos escarlata, aun cuando el estrés fuera de lo más agobiante.
Gracias por estar en esos momentos tan difíciles, en los que lograbas brindar esperanza. Y donde lograste cooperar con un milagro.
Gracias porque además del brillo tan peculiar de tu pelo, tenías un brillo propio muy especial
Gracias porque sin importar mi hora de llegada, siempre una naricita inquieta me recibía desde cualquier rincón donde estuvieras dormida.
Gracias por demostrar que aún las cosas más sencillas, como una simple ruedita, pueden ser el tesoro más grande.
Gracias porque aún siendo tan chiquita demostraste una nobleza que ya quisieran muchos seres humanos.
Gracias porque aún cuando la tristeza o el enojo invadían mis emociones, lograbas ponerme de buen humor con tan sólo ser tú.
Gracias por devorarte cada chícharo, froot loop, oblea, alpiste, mijo, granola, avena, muffin y demás suculencias que eran tu adoración a la hora del desayuno y la cena.
Gracias porque aun cuando la enfermedad carcomía tu semblante, continuaste luchando sin importar los obstáculos.
Gracias por tus ganas de vivir.
Gracias porque hoy, mientras te asomabas desde tu casita de león, entendiste que estaba haciendo lo mejor, aun cuando mi corazón se destrozaba cada vez que me mirabas al acariciarte.
Todos lo que te conocimos sabemos que fuiste algo más que una simple ratoncita...
Gracias.... en verdad gracias....
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