Si acaso miras más allá del muro...
Si, lo sé.
Soy existencialista.
Desde la primera vez que llegó un libro de Sartre a mis manos, sentí una química instantánea. He conocido personas que viven y disfrutan a ritmos todavía más desenfrenados que el mío. Yo existo a cierto ritmo. Mi ritmo. Mis retos. Mi ser.
A veces debo enfrentar decisiones. Sé que es parte del vivir cotidiano de cada uno de nosotros. Reflexiono y actúo. En instantes. Porque ya tomo el camino en vez de arrepentirme de haberme quedado sentada. Seguir senderos de extraño desenlace puede parecer osado, pero prefiero esto a quedarme sumergida en la indecisión.
No sé si mañana, sea el último respiro, o si acaso haya un vuelco en la trama que no estaba previsto. Esto me suele pasar muy seguido. Precisamente, por el ritmo en el que se desenvuelven mis sentidos. Hasta planear mi cumpleaños ha sido un reto, porque en muchos años he aprendido a no anticiparme, a mejor dejar que las cosas fluyan conforme los días se acercan. Lo mismo sucede en mis relaciones personales, prefiero vivirlas a cada momento, a cada respiro, a cada caricia, a cada mirada furtiva, que quedarme en un ciclo.
El mundo tiene una delicia que ofrecer. La vida aún más. Y en estas fechas me gusta unir cabos sueltos o por lo menos saber en que episodio van, algunos pasajes a los que por circunstancias no he podido seguirles la trama.
Oh dulces decisiones, exquisitas acciones....
Hoy duermo, descanso, sueño...
Mañana..... precisamente, ¿para qué anticiparme a mañana, si hoy aún me tiene mucho que ofrecer?