martes, abril 01, 2008

Fénix...

Nunca es tarde para cerrar ciclos.

Nunca es tarde para darte la oportunidad de reiniciar un camino.

Nunca es tarde para entender las piezas que aparecen en tu vida para formarte un destino...


Hace un poco más de medio año, comencé un enfrentamiento con retos que cuestionaron todo aquello que rodeaba mi existencia: mi fe, mi experiencia, mi aprendizaje, mi compañía, mi vocación, a mí misma. Han pasado los meses y quizá apenas comienzo a entender los motivos por los cuales todo aquello se convirtió en un cotidiano escaparate de cuestionamientos sin sentido. Hacía mucho que no enfrentaba esto. Es más, siendo objetiva en la medida de mis posibilidades, creo que nunca había tenido que soportar pruebas tan desgastantes en tan breve lapso de tiempo.
Y aquello deja cicatrices. Como cuando el tren colisiona sobre una superficie, por más rígida que esta pudiese llegar a ser... Lo importante de estas fases es evitar quitarse la costra o provocar que la herida se infecte, porque más tiempo tardará en sanar. Fue un trabajo bastante complejo, he de confesar, porque en instantes cuando la fase de contingencia parecía haber cesado, venía un segundo oleaje aún más mortífero que el primero y pues verse envuelta en complejidades maquiavelicas, no era como el mejor estimulo para despertar y ver tu reflejo en el espejo del destino.
Hoy quizá, ya puedo escribir estas líneas sin mirar al cielo y cuestionar a mi Diosa Madre. Todo tiene un motivo y un porqué, así como el tiempo todo lo arregla y acomoda. Aquí no se trata de vivir con el temor al castigo eterno, la verdad, que flojera y que mediocridad de pensamiento. No. Más bien, en este panorama puedo comprender que cada día a día es un reto, y que en sí cada reto tiene un mayor grado de complejidad de acuerdo a nuestras identidades.
El renacimiento es todavía más excitante que la vida misma, porque aprendes a disfrutar el extasis de los segundos y por lo menos, por mi parte, a recuperar el existencialismo que iluminaba mis sentidos a cada respirar y que hoy sigue siendo, la droga más exquisita.


1 comentario:

Rodolfo Anzaldua dijo...

Hola, no sabía que escribias y además de todo escribes MUY BIEN!!!