viernes, octubre 10, 2008

La nada y el todo...

Hay una leve brevedad en el ambiente.
Una incertidumbre.
Una voz aterciopelada.
La mirada extraviada.
La luna temerosa.
Emociones encontradas.
Silencio.
Maldito silencio.
Ese que permite escuchar los gritos de un reloj insoportable.
Tan sólo escapo entre caricias.
Y luego. Un golpe. Una exasperación.
Nada.
La espera corrompe y martiriza.
Tan sólo quisiera despertar...
Carajo, como desprecio la impaciencia.

2 comentarios:

Luiz dijo...

Hemos coincidido en este lugar que no tiene espacio ni tiempo.

JULIA CUELLAR dijo...

La impaciencia destruye. La he sentido estos últimos días y como describes la realidad te penetra de manera exacerbada.
¿Cómo recuperar la serenidad? A veces basta con dormir,jajaja.