sábado, noviembre 29, 2008

Preciso...

SIlencio.
Aún escucho tu sangre.
Danza despacio tu semen entre mi alma
cuando la música se apodera de mis dedos.
Lo siento, quisiera gritar atmósferas infinitas
pero en el proceso,
prefiero cuidar la retaguardia.

Las cartas hablan,
comentan con ansiedad
lo que en tu espíritu la soledad mancilla.

Preciso mirar ese aroma a deseo
lo que entre variantes recuerda la piel sin reproches.
No puedo evitar luchar contra espíritus
e invocar a la luz cada noche.

Tan sólo quisiera que el aroma a nochebuena
no distrajera los sentidos.
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