sábado, mayo 02, 2009

Entre la influenza y los influyentes

Hace un par de días leí en el status de un par de amigos en el Facebook, la Ciudad de México se dividió en dos: Quienes usan cubrebocas y quienes no. De igual forma, en este mismo espacio, mi amigo Red me sugirió echarle un ojo a la Doctrina del Shock ó también conocida como Doctrina del Miedo. No fue el único que me recomendó echarle una revisada a este material. En el transcurso de la semana mi correo recibió la visita inesperada de links a You Tube como éste: http://www.youtube.com/watch?v=_nNJM0kKrDQ&feature=related donde pueden ver el corto dirigido por Jonás Cuarón con el apoyo de Alfonso Cuarón y basado en el trabajo de la periodista e investigadora Naomi Klein, quien es la impulsora de este tratado en el libro del mismo nombre.

No negaré que su comparación con los shocks eléctricos realizados en antaño para controlar y regresar a un estado infantil (de hecho me hizo recordar un capítulo de un programa en el que afirmaban que para "curar" el lesbianismo y la homosexualidad, los "enfermos" eran sometidos a terapias de electrochoques con lo que muchas veces quedaban en estado vegetativo) me hizo caer un tanto en la reflexión. Alguna vez platicaba con un amigo que creció en una religión ultraconservadora -y que actualmente es ecléctico- y me decía que parte del rompimiento con su antigua doctrina se debía a que por medio de estudios teológicos descubrió la manera en que mucha religiones dominan a sus feligreses a través del miedo. Que si el pecado, que si el castigo divino. Que si al morir recibirás lo que mereces y no podrás jamás alcanzar la felicidad. ¿Cuántos amigos tengo que hasta la fecha le temen a su propia sexualidad por miedo a que experimentar y vivirla plenamente es "malo" según lo que les "inculcaron" sus líderes religiosos?. Esto de controlar por medio del miedo, no es una novedad de la globalización, digamos que podría estar siendo implementada bajo otra faceta. Y en caso afirmativo, hasta en manera paralela, porque ya también he sido abrumada por uno que otro teórico del apocalipsis.

Como a muchos les he comentado en estos días, yo permanezco en una postura neutral, dado que tengo un caso cercano -el cual tras revisión exhaustiva de sus pruebas de sangre, resultó con influenza estacional, pero quien ahora, dado el contagio tiene a su esposa internada con complicaciones que el virus le provocó a su padecimiento asmático-, y que al mismo tiempo al trabajar en las líneas de un medio informativo tengo que saber equilibrar los datos obtenidos.

Para rematar tras una investigación exhaustiva de los síntomas, consulta con especialistas y asesoría médica, todo parece indicar que la extraña bronquitis que padecí hace unas semanas -que incluyo un dolor infernal en músculos y artículaciones, fiebre excesiva, asi como que durante tres días tuviera los ojos inyectados en sangre- probablemente haya sido consecuencia de la influenza A H1N1. Lo que a mí quizá me ayudó es que permanecí una semana enclaustrada en casa, con exceso de líquidos y bajo un monitoreo constante. Y sí, me costó días de trabajo, pero preferí eso a recaer o andar esparciendo mis bichos por todos lados. Sin siquiera saber qué era. Inclusive he considerado la opción de realizarme un estudio de anticuerpos para afirmar o descartar esta probabilidad.

No puedo negar que algo esta sucediendo. Pero desgraciadamente vivimos en una sociedad donde a veces no medimos las consecuencias de nuestras acciones. Donde generalmente podemos llegar al valemadrismo absoluto y que por el contrario podemos caer en la paranoia obsesiva. Como bien dicen algunos amigos periodistas: no es generar pánico, simplemente prevención. Es normal temer a lo que desconocemos -como hace años sucedió con el VIH- pero es nuestro libre albedrío generar un juicio sobre lo que sucede en nuestro entorno. Y para lograr esto tenemos que estar INFORMADOS con todos los argumentos, tanto los a favor como los en contra. Simplemente hay que ser responsables, porque vivimos en una sociedad y debemos frenar lo que pueda salir de control -y más si pudiera ser un cuestión médica delicada-, y hasta para tampoco caer en la dominación del poder debemos tener el criterio para discernir los datos que recibimos. Es cuestión de quien tiene el conocimiento tiene la fuerza y eso ni las epidemias ni los gobiernos nos lo pueden quitar.

Como hace un par de días coloqué en el estatus de mi facebook:

¿Qué mata a la gente?...
La ignorancia, la paranoia, las teorías de la conspiración y sobre todo LA NEGLIGENCIA

No hay comentarios.: