jueves, abril 01, 2010

Cuando la verdad se escondió debajo de un colchón...

Aún trato de descifrar la conducta humana.

Me sorprende cómo aún se juzga estilos de vida alternativos -que si los góticos son diabólicos, que si los gays son pederastas, que si los bisexuales son gays de closet, que si los hippies son drogadictos, que si quienes somos practicantes de religiones no convencionales estamos fuera de la ley-, pero al mismo tiempo hay quienes se soprenden cuándo en familias "típicas" se descubren secretos dónde la malicia es la principal protagonista. Como que simplemente, se les rompe el estereotipo.

¿Quién dictaminó qué es lo que tiene que ser "perfecto" para alcanzar la felicidad o por el contrario que es lo "imperfecto" y por ende es malo por default?

¿Cuándo dejaremos de juzgar en base a la apariencia o la creencias y nos daremos cuenta que los humanos somos eso: humanos?

Somos esencia ante todo, sin importar el empaque en el que nos presentamos. Amamos, aprendemos, gozamos, nos equivocamos y vivimos disfrutando los más mínimos detalles del espacio que nos rodea. Ya es cada libre albedrío el tomar decisiones que pueden abrirnos o cerrarnos las puertas hacia lo que ofrece el universo o sencillamente, romper reglas ante una sociedad con las consecuencias que eso implica.

A veces la felicidad la encontramos fuera de lo convencional. Pero eso no significa que estemos mal. Finalmente, los principios en los que está sustentando todo lo que creo indican "Mientras no hagas daño, haz lo que quieras"...
Y eso puede aplicar a muchos aspectos y facetas de vida de quienes conforman este universo. No sólo para quienes seguimos el camino de la Diosa.

Y lo mismo aplica a la inversa. Pero aún nos espantamos cuando la "maldad" se manifiesta en lo "políticamente correcto"...

Mucho tiempo quise estudiar criminología, el camino del aprendizaje me llevó hacia los senderos de la comunicación y del periodismo -el cual, aunque no practico sigue siendo una adicción sin resolver en mi vida- sin embargo, aún me fascino al leer tratados y ver programas especializados en los perfiles criminales, esos que tratan en cómo la conducta humana se desvirtúa. Hace un par de semanas platicaba con un gran amigo sobre este tópico: en cómo a veces la mente criminal es mucho más compleja de lo que suponemos y en cómo si pusieramos más atención a lo que ofrece la psicología criminal, podríamos comprender profundamente el lenguaje corporal de quienes nos rodea. Y a veces, veríamos cosas que quizá no quisieramos ver...

Creo que aún debo entender... los humanos no somos tan complejos, simplemente nos hemos sumergido en esa complejidad porque creemos que es parte de sentirnos vivos, aún cuando eso lleve hacia la muerte...

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