sábado, abril 23, 2011

El universo es muy sabio, y por algo hace las cosas

Ayer decidí lanzarme a la aventura.
Soy un alma que disfruta la libertad y de pronto me apeteció reencontrarme con un lado mío que le gustan los retos y los sabores personales.
No entraré en muchos detalles, más que el hecho de que salir sola a carretera de pronto genera una catarsis muy intensa. En la tarde de ayer no la experimenté con tanta sensibilidad, como lo que me tocó vivir hoy de regreso a casa.
Es reencontrarse con uno mismo.
Un Redbull, mi ipod conectado al estereo de mi coche, un cigarro (sí, discúlpome. Después de 9 meses de dejar de fumar, me di permiso de hacerlo en abril, para regresar a la abstención en mayo) y una autopista en la mitad de la nada. Detenerse y dejar que un tiempo que ni yo me percaté cuánto, se detuviera en mis pensamientos.
Desde ayer me di cuenta, que el que se apareciera alguien de mi vida que tenía tiempo ausente fue por algo. Hay elementos en el universo que se reacomodan cuando otros se tambalean. Es reencontrar el equilibrio.
Una sanadora que conocí anoche me dijo algo "los seres humanos debemos comenzar a asumir nuestras responsabilidades, nuestras acciones y dejar de culpar al entorno; debemos sanar por medio del compromiso de lo que hemos hecho". Me llegaron las palabras hasta el fondo. Y es que de pronto buscamos salidas fáciles a nuestras tragedias personales. O buscamos placebos o falsas curas para el dolor.
Le tememos tanto a nuestros sentimientos que podemos llegar a intoxicarnos con ilusiones o castigos autoinflingidos, con el único propósito de evitar experimentar con nuestros ser.
Es que de pronto sí es toparse con pared. De pronto es soltarse a llorar sin consuelo y sin poder frenar la marejada. Pero en algún lado leí que justo es ocasiones posteriores a esas cuando tras el tsunami, viene la limpieza a detalle del alma. Y encontramos la paz.
Nos hemos negado el permiso de llorar, sonreir, amar, extrañar.... a conciencia. No son meras palabras que llenan el panorama de la vida cotidiana. Son emociones. Son la manera en que se comunica nuestro espíritu. Insisto. De pronto las falsas salidas creemos son nuestro "castigo divino", cuando en realidad primero debemos sentarnos a recapacitar sobre lo que estamos experimentado en esencia.
Ya lo demás viene solito. Porque el universo es muy sabio y por algo hace las cosas.

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